“La serpiente con su astucia engañó a Eva”2
Corintios 11:3... Era la
frase en la pared desdeñosa expuesta a diario, había encontrado mil formas de
valerse de su fortalezas, una rutina inmodificable, ejercicios a diario por dos
horas; diseñadas por un experto y enviadas con cautela cada semana a su correo
electrónico, una dieta rica en proteínas, vegetales orgánicos y carbohidratos
complejos, alcohol reservado para comida de negocios en un cálculo de tres
copas por reunión, ni más ni menos. Diestra para las finanzas en cinco años
había logrado el aumento de ceros para sus clientes de manera transparente en
negocios auto sostenibles y con una responsabilidad sin reparos. El diez por
ciento de sus ganancias anuales se destinaban al apoyo de estudiantes de
escasos recursos. Una vez al mes servía de voluntaria en centro comunitario
para apoyar a madres cabeza de hogar en
manejo de las finanzas de sus pequeños negocios. No tenía animales argumentaba
la importancia del crecimiento en su espacio vital había un discurso
humanitario en cada emprendimiento.
Esa noche de regreso del trote nocturno, un vehículo acabo con su vida.
El guardián de la entrada le dijo este no es tu lugar;
-"Nadie, al ser tentado, diga que Dios lo
tienta: Dios no puede ser tentado por el mal, ni tienta a nadie, sino que cada
uno es tentado por su propia concupiscencia, que lo atrae y lo seduce. La
concupiscencia es madre del pecado, y este, una vez cometido, engendra la
muerte."
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